Blog del autor Sergio Moreno

miércoles, 5 de marzo de 2014

UMBRÍA




Tuve el placer de conocer a Santiago Eximeno un 31 de octubre del pasado 2013. Fue en un bar situado en un centro comercial de Alcobendas, en el acto de entrega de premios del primer festival de cine de terror La Mano, al que, como pude comprobar después, fui el único de los ganadores que asistió sin saber que lo era. Sobre el escenario tocaba un grupo que sólo puedo calificar como curioso, mezcla de poesías, teclados, sonidos de gallinas (sí, habéis leído bien) y una puesta en escena bastante peculiar. Todo un poco surreal, vaya. Yo había oído hablar de él. O mejor dicho, había leido sobre él. Me sonaba su nombre de distintos concursos literarios en los que había participado, como le hice saber en la breve conversación que mantuvimos. Hablamos de libros, cómo no. Intercambiamos emails y los relatos -los nuestros- que habían sido finalistas. Él se llevó el premio al mejor audiorelato, y yo el de relato. Los leímos y nos mandamos nuestras opiniones. Yo soy un puñetero novato en este mundo; mis logros literarios palidecen ante los suyos, aunque esto no va de competiciones, o al menos eso me gusta pensar. No importa, no es de eso de lo que he venido a hablaros hoy -aunque me quedo con el honor de ser uno de los primeros en leer Lovot, o eso creo-, sino de algo que le dije y que no sé si recordará. <<Te compraré uno de tus libros de relatos. Me encantan los relatos>>. No mentía, y no suelo decir las cosas si luego no voy a cumplirlas. No soy de los quedar bien. Así que al final me decidí a adquirir Umbría, el último que ha publicado con la editorial El humo del escritor. De verdad que no sabéis como lamento la poca difusión en compararción con otros títulos que hay sobre él en internet. Umbría es una pequeña joya. Una oscura, palpitante, engarzada -con el permiso del autor- en alambre de espino. Da mucha rabia comprobar cómo literatura del calibre que esconden las 196 páginas que lo componen pasan completamente desapercibidas al gran público, aunque sospecho que al autor no le importa demasiado. No es un libro escrito para ellos, sino para esos pocos que creemos que el horror también puede ser concebido como arte. No el horror de la sangre, ni de los monstruos, ni de los cementerios en mitad de la noche, sino el horror que subyace en lo cotidiano. Ese es el primer gran logro de Umbría: presentarnos nuestro mundo tal cual es y después retorcerlo hasta dejarlo irreconocible y mutilado. Los protagonistas somos tú y yo, nuestros miedos, nuestras ansiedades, nuestros problemas. El escenario: un mundo oscuro de piedra, geometrías imposibles y el chirrido de una noria reverberando entre el silencio y los guturales sonidos de sus habitantes. Umbría es desolación, agonía, pérdida. Umbría son los relatos de sus últimos visitantes, todos diferentes, únicos, pero conectados por una frase recurrente: <<Yo no debería estar aquí>>. Un sentimiento que logra atravesar las páginas y hacer que tú pienses lo mismo, que no deberías estar leyendo eso. Pero no puedes dejar de hacerlo. La oscuridad te seduce, hace aflorar a ese voyeur que todos llevamos dentro, ese morboso animal al que le repugna lo que ve pero aún así lo mira a través de una rendija creada a propósito entre sus dedos. Tendrás miel a raudales, visitarás refugios de la guerra civil, verás extrañas formas sobre el río, formas familiares, deseables, y a lo lejos divisarás la noria. Y cuando la veas y sepas que has llegado por fin a Umbría, ya será demasiado tarde. El Señor-De-Rojo ya estará sobre tí, arrancándote los ojos. Santiago Eximeno firma uno de los mejores libros que he leído desde hace bastante tiempo, y lo hace con una sencillez pasmosa, haciéndonos creer que Umbría existe realmente. Quizá en su mente sea así. Mi mujer a veces me dice que le preocupa mi estado mental por las cosas que escribo. Ana, cariño, nunca leas a Santiago Eximeno. Tiene el honor de estar aún peor que yo. Pero con estilo.  

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