Blog del autor Sergio Moreno

sábado, 4 de enero de 2014

LOS NOMBRES MUERTOS


Hoy vengo a hablaros de lo último de Jesús Cañadas: Los nombres muertos. Y de nuevo, digo lo mismo: esto no es una reseña, es tan solo la opinión de uno de tantos que disfrutan con la letra impresa, no la de alguien ávido de desentrañar los defectos o virtudes de las 571 páginas que os esperan si os atrevéis a comenzar este fantástico viaje.
Lo confieso: soy una de esas personas hacia las que el libro está dirigido, que no son otras que los millones de admiradores que tiene en todo el mundo cierto personaje de Providence, Nueva Inglaterra, llamado Howard Phillips Lovecraft. Esto no quiere decir que el libro sea sólo disfrutable por los que conocemos sus historias, pero es de recibo decir que si estás familiarizado con su obra la historia adquiere unas dimensiones que difícilmente captarán aquellos que no lo estén. Si, como es mi caso, además has investigado acerca de este alto y desgarbado personaje (lo hice cuando escribí En las Entrañas de la Locura, un relato que aparecerá publicado en la antología Visiones 2013, aunque no tuve la suerte de poder imitar a Jesús, el cuál se ha recorrido medio mundo tras sus pasos), te encontrarás frente a una personalidad tan creíble y detallada, tan acorde a la idea que, creo, la mayoría tenemos acerca de él, que te resultará imposible creer que no sea el propio Lovecraft el que narra esta fantástica búsqueda del Necronomicón.
Dicho esto, hago otra afirmación, aún a riesgo de ganarme la antipatía y el desprecio de mucha gente: tras terminar de leerlo, no he podido menos que desear que este sea, a partir de ahora, el nivel por el que medir la literatura de género que se escribe hoy en día en España. No me malinterpretéis; no estoy afirmando que lo único que merezca la pena leer que haya sido escrito en este país sea este libro, pero echando la vista atrás y acordándome de los últimos títulos catalogados como terror (por alguna razón que no acabo muy bien de comprender; lo cierto es que los zombis nunca me han provocado esa sensación) que pueblan las librerías, puedo afirmar, en base a mi criterio, por supuesto, que Los nombres muertos está a un nivel superior. Y eso que la novela no es de terror, aunque teniendo por protagonista a quien tiene es inevitable que muchos de sus pasajes logren ponernos la piel de gallina. Es aventura, pulp, misterio y muchos otros adjetivos que enmudecen en cuanto nos damos cuenta de la facilidad y maestría con la que Jesús nos va narrando los acontecimientos hasta llegar a ese final que tanto me ha hecho sonreír. Y lo he hecho no porque sea feliz, sino por cómo ha logrado engañarme el muy cabrón (no me lo tomes a mal si algún día lees esto, Jesús, yo hablo así). Me han encantado su estilo, sus descripciones, sus analogías, su forma de entender la escritura de una historia, en definitiva. Es recargado a veces, como el del propio Lovecraft; escueto cuando es necesario y la propia historia lo requiere; he escuchado ecos de Poe, de Maupassant, incluso de Stephen King... Pero lo cierto es que todo junto, mezclado y revuelto, resulta en un estilo que (y creo que este es mayor elogio que se le puede hacer a un escritor) se identifica rápidamente como Cañadas. No voy a hablaros de la trama, ni de sus maravillosos personajes y diálogos, ni de las penurias por las que pasan en su periplo alrededor del mundo. Eso tendréis que descubrirlo vosotros, y os aseguro que no os arrepentiréis.
De nuevo, dos cosas: como lector, he disfrutado tremendamente. Como escritor, me ha hecho sentir algo que, en mi opinión, es enormemente positivo: ganas de mejorar, de esforzarme más, de alcanzar, en pocas palabras, una mayor pasión por lo que hago cuando me siento a plasmar mis ideas sobre el ordenador. Jesús: la competencia (despojada del concepto de rivalidad) es dura en este mundillo, y gracias a libros como este, va a serlo mucho más.
Por ello, te doy las gracias.
Esto, señoras y señores, es lo que la literatura debería ser.

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